La Sapri-Hora
Minuto 90 del clásico nacional número 336 en la historia de este tan atractivo encuentro. El árbitro decide agregar 7 minutos al complemento en un partido agónico. Ambos equipos han demostrado méritos para ganar, mas el marcador se ha mantenido en ceros este domingo en la Joya de la Sabana. Pasaba el tiempo y el balón iba de un lado a otro, generando opciones de gol, pero hasta la más clara en el centro de Hadden fue negada por el defensor manudo, quien obliga al tiro de esquina como última jugada del partido. Finalizaba ya el minuto 96 y, desde el vértice, con un centro poético, casi mágico, Marvin Angulo coloca el balón en la cabeza del mismo Jaylon Hadden, que unos segundos antes ocasionó peligro, haciendo que el arquero fuera el primer espectador del gol que todos estábamos esperando. El balón batió las redes del arco norte en El Nacional, donde fuimos visita. Y no hubo aficionado saprissista que se quedara en su asiento. Segundos después del gol, suena el pitazo final del réferi. Nos dejamos un clásico más, para sumar ya 29 partidos de diferencia contra nuestro eterno rival.
Y esta fue una acotación que agregamos a la historia de algo que ha significado la pesadilla de muchos equipos nacionales e internacionales. Hoy he decidido homenajear esos minutos de desesperación que terminan en alegría pura. La bendita Sapri-Hora. Que, de solo pensar en todos los momentos que hemos celebrado gracias a ella, se me eriza la piel y mi imaginación me lleva de regreso a esos instantes de fiesta. Gracias a la Sapri-Hora, los equipos han aprendido a nunca darnos por muertos. Porque hemos levantado series que parecían imposibles de ganar. Saprissa vs. Olimpia en el 2019, donde inmortalizamos esa semifinal. Un partido histórico del que ya escribí en otra ocasión.
Este fenómeno tan único, letal y exclusivo de nuestro amado equipo, es algo que no solamente nosotros los aficionados vivimos con tanta emoción. Los jugadores que portan la casaca morada lo catalogan como algo increíble. Y, para tomar las palabras de Bola, "En los partidos importantes como finales, semifinales, cuando el equipo juega en casa y pierde y el juego está a punto de terminar, es cuando el impulso viene de los aficionados, ellos crean una atmósfera en la que el milagroso gol puede suceder y ha sucedido mucho a lo largo de las generaciones. Así nació la 'Sapri-Hora'. Anotamos el gol cuando la gente menos lo espera y terminamos avanzando.” Es así como sucede la magia materializada en un gol de Saprissa. La historia nos unió en un convenio a afición y jugadores, donde nosotros desde las gradas alentamos con nuestra vida y ellos en la cancha lo dan todo por anotar. De hecho, hubo un tiempo donde los rivales se guardaban los 3 cambios para el final, con tal de evitar esos golpes de último minuto. Y, aun así, nuestro equipo nunca se rindió.
Saprissa tiene muchas virtudes futbolísticas. Somos un equipo que transmite su ADN morado a todos los jugadores que pasan por estas filas. Somos el equipo donde nacen los ídolos. Acá surgió un Caballero, vimos jugar al Mariachi, tuvimos el honor de ver al Rey Paté haciendo magia como jugador y luego en el banquillo, el corazón de nuestro Gladiador que latirá por siempre, también las guerreras moradas como Caro Venegas y Katherine Alvarado, el ídolo del ayer y el ahora: Bolañitos querido, Michael Barrantes y su coraje y amor eterno por Saprissa, solo por mencionar algunos. La grandeza de este equipo sí se mide en sus títulos, sus clásicos ganados, como vibra el estadio con la afición más fiel y exigente del país, sus figuras determinantes, la sangre morada, esas mejengas donde no somos favoritos y terminamos ganando, el miedo que genera jugar contra nosotros. Todo se resume en una frase muy famosa por don Jorge Guillén Chaves: "No se repartan nada, mientras el Saprissa esté vivo". Y yo le agrego: Ni cuando crean que está muerto, porque resucita.
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