Header Ads

La derrota

“Pitazo final, y victoria para Liga Deportiva Alajuelense. Los manudos se dejan el partido con un gol de diferencia y escriben el número 100 en su lista de clásicos ganados”... Esa es la perspectiva del fútbol que estamos acostumbrados a leer. La victoria. El lado del equipo triunfador. El éxito, la algarabía de quienes lo apoyan y disfrutan el gane. Pero, ¿quién habla o escribe sobre la derrota? ¿Habrá alguien tan masoquista para relatar el dolor de una pérdida?

Podemos obviar que no hay mejor sentimiento que celebrar una victoria. La grandeza de un equipo se forja gracias a sus triunfos: sus goles, partidos y títulos son el reflejo de una seguidilla de victorias en las cuales hay muchas personas responsables y beneficiadas. Cómo disfrutamos ganar. Pero, si lo pensamos, un equipo que no fracase suena altamente ficticio. A veces, desde la razón del aficionado, nos corresponde dar la cara y decir: ojalá se pudiera ganar siempre, pero también hay que perder.


Fotografía tomada del Facebook oficial del Deportivo Saprissa.


Toda institución que ha alcanzado la gloria, también ha sufrido la desdicha en la derrota. Hay ocasiones en las que perder el partido significa tocar fondo, tomar fuerza y ganar el próximo. Incluso, hasta alcanzar el tan anhelado campeonato. A final de cuentas, no ganar significa una oportunidad para ver las áreas de mejora y no seguir cometiendo los errores que llevaron a la pérdida. 

Algunas derrotas generan una sensación terrible. Esas caídas cuando el equipo iba ganando y el rival daba vuelta al marcador hacen que el ánimo de cualquier jugador y aficionado se marchite. Las derrotas que significan el no avanzar a la siguiente fase, esas llenan el alma de dolor. Cuando el equipo pierde por goleada, no hay palabras que me dejen explicar cómo se siente. Las derrotas por un gol al último minuto del partido las comparo con cuando tenemos algo que queremos y se nos escapa de las manos. No lo sé, hay muchas formas de describir una derrota. Las mil justificaciones que da un DT, el famoso “hicimos lo que pudimos” de los jugadores que dan la cara. Nada podrá sanar la herida que queda cuando nuestro amado equipo pierde. 

Las derrotas son catárticas. Nos hacen entristecer y ahondar en emociones que no florecen en cualquier momento. Nos hacen pensar en lo malo que pasó, pero también en lo bueno que hemos vivido. Es la parte positiva de las derrotas: son pasajeras. Quedan marcadas en la historia, sí. Pero siempre serán opacadas por los momentos de alegría en esta montaña rusa que llamamos fútbol.





No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.